By | marzo 15, 2018

La tecnología Blockchain presenta un futuro de cambios. Las creencias y confianzas arraigadas a favor de una entidad única de control&gestión están tambaleando. Siempre ha existido la voluntad de romper con este formato de confianza y blockchain está alimentándola con fuerza. En definitiva, se aboga por eliminar la entidad central de control, distribuir la confianza, eliminar intermediarios y dar voz a todos los participantes.

Blockchain forma una red:

  • Descentralizada: No hay una entidad central de confianza, los usuarios se comunican entre ellos.
  • Distribuida: La cadena de bloques está disponible en cada usuario de la red.
  • Inmutable: Los datos contenidos en blockchain no se pueden modificar.
  • Anónima: La identidad en la red no está relacionada directamente con ninguna persona física.
  • Consenso: Los bloques de transacciones se añaden a la cadena de bloques por consenso.

Esta nueva tendencia supone la necesidad de constitución de redes de usuarios que minen continuadamente. Es así para asegurar que bloques de transacciones se añadan a la cadena de bloques. De otra forma, la cadena de bloques no crecería y por lo tanto las transacciones no se validarían.

Smart Contracts

Desde sus inicios esta cadena de bloques ha evolucionado a otros niveles. Desde entonces han surgido otras tecnologías que permiten crear capas de nuevas funcionalidades por encima de la tecnología blockchain. Este es el caso de los Smart Contracts.

Un Smart Contract es un programa de código abierto. Su funcionalidad es accionar las órdenes programadas cuando se cumplan ciertas condiciones. Así que un smart contract tiene el formato «si sucede una cosa entonces se realiza otra». Considerando una máquina de bebidas, sería el smart contract el que entregaría la bebida al comprador solo cuando este haya introducido las monedas adecuadas. En contexto de transacciones, un smart contract se ejecutará cuando se añade al blockchain una transacción en concreto.

Esta simple modelo causa-efecto es el que hace viable abrir nuevas posibilidades en educación:

  • Matricular a un alumno si está en el blockchain.
  • Hacer disponibles los contenidos del curso si hay una transacción que indica que ha pagado.
  • Ir abriendo contenidos si en blockchain están las transacciones que validan las calificaciones de los contenidos anteriores.
  • Entregar el título si hay transacciones que validan su entrega.
  • Permitirle la entrada a un examen…
  • Enviarle notificaciones de seguimiento si no ha entregado tareas…

El nivel de detalle es muy basto, igual al número de casuísticas existentes en un entorno educativo. Algunas de estas casuísticas ya las puede controlar el mismo entorno virtual de aprendizaje y es la misma entidad educativa la que certifica. Pero cuando se da el caso que el alumno transita entre entidades educativas el contexto cambia soberanamente.

A un alumno que necesite cambiar de entidad educativa, o que participe en distintas a la vez, se le facilitará la burocracia -por ejemplo- si estas entidades educativas están unidas a una red del tipo blockchain. Ya no será la universidad o la escuela la que certifique el expediente del alumno, sino que todas las universidades o escuelas tendrán acceso inmediato.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo smart contracts abre nuevos horizontes. Puede ser muy conveniente en entornos privados donde haya una cultura abierta y los datos estén disponibles por todas las entidades participantes. En otros casos sería necesario establecer un mecanismo de privacidad. En todo caso, con blockchain y smart contracts hay posibilidades de ofrecer los dos contextos.

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