La idea de recolectar todos los datos posibles es una idea errónea. Hacerlo para obtener una visión omnipotente del comportamiento de los alumnos debe retirarse en pro de una enfoque más específico en puntos concretos de mejora. Ya lo dice el refrán «Quién mucho abarca, poco aprieta», o lo que es lo mismo traducido en analítica del aprendizaje «Haz más con menos«.
A esto vengo a decir que la recolección indiscriminada de datos educativos quita sentido y valor al análisis del contexto. Evidencia una falta de claridad en los objetivos, de método y orden en la recolección de datos educativos y de una estrategia de análisis firme y concreta.
Las consecuencias de las carencias indicadas acarrearán posibles errores en la definición de las acciones. Es una paradoja el hecho de tener todos los datos posibles y llegar a una acción errónea. La cuestión es cuándo empieza el periodo de reflexión en relación a la comprensión de la mejora y sus subsiguientes elementos -objetivos, metas, métricas, herramientas de recolección, visualizaciones…-. Dicha reflexión conducirá a la consecución de los objetivos de mejora establecidos independientemente de la cantidad de datos recolectados.
En la anterior entrada Árbol de metas: de las metas de comprensión (I) introduje dos de las posiciones más extendidas en la recolección de datos:
- Recolección indiscriminada: Se recolecta toda interacción sin filtro alguno para obtener el mayor número de datos educativos. Más adelante se discriminara qué utilizar.
- Recolección hacia la comprensión: Se define un marco de comprensión previo a la recolección, con una dirección clara establecida por una reflexión y análisis previos de los objetivos de mejora.
Estas dos aproximaciones se reflejan en el siguiente infográfico en la que se diferencian aspectos como los objetivos, la propia recolección, el análisis y los recursos: