By | diciembre 14, 2018

Seguimos con más experiencias en el aula con analítica del aprendizaje. En esta entrega de “Educando con Learning Analytics” Pablo Felip nos presenta su experiencia como Jefe de Estudios, Tecnología y Calidad en Ágil Centros, Castellón de la Plana.

Biodata

Pablo Felip Monferrer, 1972, Castellón

  • Jefe de Estudios, Tecnología y Calidad en ÁGIL CENTROS.
  • Profesor de Formación Profesional (informática, procesos de negocio).
  • Google Certified Educator 1 & 2.
  • Miembro del equipo de coordinación del Google Educator Group España.
  • Sitio web: www.gsuiteparaeducacion.tk · Twitter: @pfelipm.

¿Qué es para ti la analítica en el aula?

En 1 línea (o poco más):

Una herramienta que permite radiografiar distintos aspectos de un proceso de enseñanza – aprendizaje.

Usar analíticas en el aula puede ayudarnos a conocer mejor el modo en que nuestros alumnos aprenden, sus expectativas, necesidades y dificultades específicas, de forma que los parámetros de estos procesos puedan ser ajustados, idealmente de modo continuo, para tratar de mejorar los resultados obtenidos y su experiencia de aprendizaje.

Pero no hay que olvidar que también se trata de una herramienta que permite diseccionar otros procesos de apoyo o gestión habituales en un centro de formación, de necesario acompañamiento a los primeros, con el objetivo de hacerlos más eficientes y eficaces, lo que debería suponer también un incremento en los niveles de calidad del servicio prestado por la organización educativa.

Se trata por tanto de un valioso aliado que, empleado en su justa medida, ayuda en la toma de decisiones, reduciendo sesgos y aportando objetividad en un hoy en día ineludible contexto de gestión basada en la mejora continua.

No obstante, el análisis de datos, digamos formal y sistemático, no es la única vía para indagar en las interioridades de un proceso formativo y extraer conocimiento significativo, ni quizás la más adecuada, en mi opinión, en determinados contextos y niveles educativos cuando se trata de analizar las circunstancias que afectan al núcleo de dicho proceso, que no es otro que los individuos, alumnos, profesores y familias que en última instancia se erigen como sus máximos protagonistas.

En este sentido, conviene recordar que existen aspectos emocionales y afectivos tremendamente relevantes que difícilmente pueden medirse o pesarse, lo que en cualquier caso no debería suponer una renuncia al uso ponderado, racional e inclusivo de metodologías de análisis cuantitativo complementarias que contribuyan a poner, en cierto modo, luz y taquígrafos en un proceso extraordinariamente complejo y variable.

¿A la hora de escoger una herramienta TIC crees que es imprescindible que tenga resultados analíticos incorporados?

Una herramienta TIC que no registre algún tipo de métrica es, probablemente, una oportunidad perdida. Y digo probablemente, sin llevar la afirmación hasta su máxima intensidad, porque me gusta dejar la puerta abierta al uso de herramientas que, pudiendo ser extraordinariamente beneficiosas, no ofrezcan estadísticas de uso o funcionamiento o lo hagan de un modo incompleto.

Por ejemplo, me gusta mucho el dinamismo que aporta a mis presentaciones la realimentación en tiempo real de los cuestionarios de Mentimeter, a pesar de que la herramienta no nos proporciona apenas información estadística de uso.

¿Qué herramientas utilizas que tengan analítica y porqué?

Principalmente empleo cuestionarios de Google a lo largo y ancho del proceso formativo como herramienta de apoyo a la evaluación (diagnóstica, formativa, sumativa), pero también como mecanismo para desencadenar procesos de reflexión metacognitiva en el alumno acerca de su propio proceso de aprendizaje.

Siendo honesto, en estos momentos estoy tan interesado por los procesos como por las propias herramientas de análisis que permiten “masticar” los datos que se extraen de los primeros. Me atrae especialmente la creación de paneles de mando que expongan y resuman las interioridades de los procesos analizados de modo visual. Para ello he venido utilizando hojas de cálculo de Google (fundamental su capacidad para mover la información vertical y horizontalmente dentro de la organización, manteniendo su unicidad) como, a lo largo del último año, Google Data Studio, una extraordinaria herramienta que aporta una capa de barniz sobre los tinglados, a menudo aparatosos en exceso, montados con hojas de cálculo.

¿Cómo utilizas la analítica en tus clases?

Imparto clases en módulos de Ciclos Formativos de Grado Superior relacionados con la Informática, el Marketing Digital y el uso de plataformas TIC de gestión empresarial tales como ERP y CRM. Hay grupos que las atienden en la modalidad presencial en tanto que otros lo hacen de manera semipresencial. Todos mis alumnos son adultos, al menos por lo que hace a sus carnets de identidad ;-).

Sin entrar a describir en profundidad la dinámica de las clases ni pormenorizar todas y cada una de las herramientas y estrategias utilizadas, sí me gustaría al menos comentar dos aspectos relacionados con el inicio y cierre de cada una de las unidades didácticas que imparto en los que intervienen las analíticas de un modo que creo es significativo.

Mis unidades orbitan en torno a una serie de guías didácticas que recogen sus objetivos, recursos didácticos, actividades y criterios de evaluación. Cada una de estas guías se materializa en la forma de un documento único de Google Docs que cuenta con numerosos hiperenlaces tanto a sus recursos como a las propias actividades a desarrollar por los alumnos, estas últimas también en la forma de documentos de Google. Todo ello se despliega mediante Google Classroom desde el curso pasado (anteriormente, Moodle).

El primer inconveniente es que Classroom no recoge estadísticas de uso relativas a la actividad del alumnado (lástima, una de esas oportunidades perdidas que mencionaba hace un momento). Las sesiones de trabajo no se registran de modo alguno ni tampoco es posible determinar si un alumno ha abierto o no determinado recurso. Para tratar de circunnavegar, aunque solo parcialmente, esta limitación, acorto los enlaces a los distintos recursos mediante bit.ly, en cuyo panel de control, categorizable mediante etiquetas, puedo al menos acceder a ciertas analíticas de acceso segmentadas por fechas. Este año voy a probar a utilizar también para este cometido el complemento QRShare de Daniel Amo, que aporta información acerca del navegador y plataforma utilizados que bit.ly no me proporciona.

También recurro en ocasiones al nuevo panel de actividad y al historial de versiones de los documentos de Google para tratar de realizar un seguimiento de la actividad del alumno. No obstante, la ausencia de un panel de control centralizado no facilita las cosas (ver complemento Revision History Analytics). La integración de estas funcionalidades con la pestaña Trabajo de Clase de Classroom sería algo grande.

Por otro lado, al finalizar cada unidad les pido a mis alumnos que rellenen un ticket de salida en el que deben valorar la unidad atendiendo a diferentes criterios, pero también reflexionar sobre el modo en que la han resuelto y ¡más importante aún! cómo la han afrontado (tan importante es el destino como el viaje). El ticket se implementa mediante un cuestionario de Formularios de Google y los datos se registran en una hoja de cálculo sobre la que se han montado una serie de paneles informativos interactivos con gráficos que resumen la información recibida y permiten segmentarla de diversas maneras.

Esta información la realimento inmediatamente, a corto plazo, sobre mis materiales para realizar ajustes menores en el diseño de las siguientes unidades formativas del temario, pero también a largo plazo en la medida en que me permite introducir cambios de mayor envergadura en futuras ediciones del curso.

¿Cómo ha cambiado la analítica tu rol/visión de profesor o modo de dar clase?

Realmente no los ha cambiado de un modo decisivo. Creo que siempre he sido muy consciente, quizás hasta extremos obsesivos, de su importancia en cualquier ámbito en el que se desea controlar un proceso.  Precisamente por ello, y quizás de modo paradójico, su uso extensivo en un contexto educativo me ha hecho más bien reconocer que hay aspectos que resultan francamente difíciles de medir, tal y como explicaba más arriba.

¿Cuándo empezaste a utilizar la analítica?

Llevo utilizando algún tipo de analítica formal desde hace unos 5 años, aunque me resulta difícil precisarlo, pero de un modo más intenso y consistente solo a lo largo de los dos últimos cursos.

En relación al Flipped Classroom, ¿crees que sin analítica este modelo sería igual de efectivo?

Creo que no he usado esta metodología lo suficiente como para poder emitir una opinión fundamentada. Es más, mi experiencia con el Aula Invertida en los niveles educativos que imparto no ha sido tan buena, hasta el momento, como para que me plantee utilizar este modelo de modo habitual. Reconozco que probablemente no la conozca con la profundidad requerida para poder emplearla de modo eficaz .

Si de algo vale mi experiencia en instrucción semipresencial, diría que atendiendo a sus características, la analítica parece ser un elemento intrínseco al modelo. Si el alumno trabaja determinados contenidos fuera del espacio del aula, lejos de la supervisión física del docente, disponer de indicadores y métricas de uso de los materiales empleados, por ejemplo, es obviamente importante para el profesor.

En cuanto a otras aproximaciones pedagógicas, ¿crees que la analítica puede ser beneficiosa o no todo es analítica?

Como he comentado ya, mi convicción actual es que aunque se trata de una herramienta extremadamente valiosa, probablemente indispensable, el análisis de todo proceso de enseñanza – aprendizaje atendiendo exclusivamente a indicadores cuantitativos estaría a todas luces incompleto. Efectivamente, no todo es analítica.

Por otra parte, pienso que el esfuerzo y recursos empleados en diseñar y ejecutar cualquier sistemática de análisis debe ser coherente y proporcional al destinado a propulsar el propio proceso de aprendizaje. De lo contrario el edificio corre el riesgo de caerse. Como me gusta decir en ocasiones, antes de pesar la vaca hay que darle de comer.

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