En la analítica del aprendizaje podemos hacer dos cosas:
- Ejecutar el cíclo de la analítica del aprendizaje manualmente y actuar en base al propio juicio analítico, por ejemplo cuando por indicios consideremos que un alumno esté en riesgo de abandono.
- Utilizar un algoritmo (posiblemente de un tercero) cuyo resultado nos ofrece su propia visión de lo que es “riesgo de abandono” en base a una serie de condiciones, métricas, variables y accionadores. Esto es necesario en entornos donde hay una alta densidad de alumnos por profesor, por ejemplo, los MOOCs (Massive Online Open Courses).
En el primer punto somos nosotros los que tenemos el control del análisis. En el segundo dependemos de un algoritmo, puede que diseñado por un tercero o por nosotros mismos.
Personalmente utilizo más la primera aproximación, puesto que tengo un número bastante reducido de alumnos y puedo dedicarme a ellos personalizadamente. A mi me gusta «ensuciarme las manos» y sacar conclusiones derivadas de mi propio trabajo y juicio. Me gusta construir mis propios gráficos del comportamiento, estado, progreso y situación de mis alumnos. Me gusta observarlos y meditar para entender cómo ha sucedido qué. Luego conecto con los estudiantes para saber el por qué y tratar de aconsejarles. Con esto no quiero decir que nunca utilice algoritmos para detectar posibles problemas con mis estudiantes. Utilizo cualquiera de las dos aproximaciones cuando lo considero oportuno para mejorar mi contexto educativo.
Pero…
¿Qué pasa si no sabemos generar estos gráficos? ¿Qué pasa si no sabemos limpiar datos crudos? ¿Que pasa si no sabemos representar datos educativos en dashboards? ¿Qué pasa si no tenemos tiempo para analizar datos educativos?
Pasa que estaríamos obligados a trabajar con algoritmos, puesto que sería la única opción que nos quedaría por elegir. Esto puede conllevar a algo muy peligroso: que la educación se vea abocada a un nuevo estado de dependencia de terceros, como ha sucedido con las editoriales de libros educativos.
Lo que ha pasado hasta este momento es que las editoriales han dominado el contexto educativo, han dictaminado qué enseñar, cómo enseñar y cuándo enseñar. Han sido una guía de fácil aplicación para el profesor y tremenda tortura para el alumnado. Por suerte se está rompiendo con esta norma de enseñanza por contenidos. Nuevos/viejos modelos pedagógicos están moldeando un nuevo horizonte educativo enfocado a adquirir competencias y habilidades.
Por ejemplo, con la introducción de tecnologías en el mundo de la educación ha surgido el modelo Flipped Classroom. En este modelo los libros de texto se substituyen por contenidos creados por los mismos profesores o se reutilizan de otros profesores. Además, internet y los dispositivos móviles son una ventana llena de herramientas fantásticas para crear contenidos. A la vez, facilitan compartir miles de excelentes contenidos multimedia generados por profesores entregados a su tarea educativa. Los contenidos digitales substituyen a los libros de papel, son más fáciles de crear, modificar y compartir. Tratar de hacer lo mismo en formato papel es impensable.
En este nuevo horizonte los libros de texto no tienen cabida, se mezcla el entorno en línea con el presencial y se da paso a un contexto lleno de contenidos multimedia, interactivos e interoperables. Por ende, se presentan nuevas necesidades. La analítica del aprendizaje es una de ellas.
¿Qué nos trae la nueva era posteditorial como la hemos entendido hasta ahora? Una necesidad de:
- Entender qué sucede en nuestro entorno virtual de aprendizaje
- Saber cómo se debe actuar en entornos digitales para atender a la diversidad
- Conocer nuevas herramientas para evaluar, seguir y practicar la tutoría
- Entender cómo nos puede ayudar la analítica del aprendizaje
- Conocer distintas aproximaciones para aplicar por uno mismo el análisis de datos educativos
- Saber qué recursos de terceros en analítica del aprendizaje utilizar en distintos casos
Ha transcurrido mucho tiempo antes de poder romper del todo con el dominio de las editoriales en el contexto educativo. La analítica del aprendizaje es un modelo que nos va a beneficiar en muchos aspectos en este tránsito entre dos eras. Pero tenemos que ir con mucho cuidado.
Dejar que otros sean los que ofrezcan soluciones únicas y cerradas de analíticas de datos, que nos hagan dependientes de ellas y que nos enquilosen en el avance educativo significará un retroceso considerable, es decir, volver al mismo punto de monopolio aunque en un contexto distinto.
Las nuevas editoriales en potencia son aquellas empresas que ofrezcan soluciones analíticas.
Los aventurados a crear soluciones de analítica del aprendizaje, basadas o no en estándares por determinar (xAPI o IMS Caliper Analytics), son los que lucirán ante el contexto educativo. Serán los que proporcionen las soluciones a las citadas necesidades. Aunque estoy convencido que llegará un día en que todos sepamos aplicar la analítica del aprendizaje al igual que hemos llegado a dominar la creación de contenidos. Entonces, dominaremos nosotros los entornos virtuales de aprendizaje.
Para terminar las anteriores reflexiones me ha parecido muy interesante compartir la presentación de Rebecca Ferguson sobre el Futuro de la Analítica del Aprendizaje en el simposio iLife (http://www.ilife-maastricht.eu/) realizado hoy 24 de Noviembre de 2015:
Recomendaciones del autor
- Analítica del aprendizaje en dispositivos móviles
- Niveles, fases y tiempos en la analítica del aprendizaje
- La dificultad de medir el aprendizaje y lo que realmente podemos medir con la analítica del aprendizaje
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