La tecnología blockchain enmarca un estado de nuevas creencias, confianzas y relaciones entre personas y organizaciones. Nuestro modelo transaccional actual se sustenta en la confianza depositada en una entidad tercera acreditativa. Esto significa que para certificar o validar una transacción como puede ser la compra-venta de bienes o la expedición de títulos académicos es necesaria una organización o entidad como puede ser un banco, universidad, gobierno… a la que se le tenga suficiente confianza como para otorgarle la autoridad certificadora.
Blockchain elimina la necesidad de esta entidad certificadora trasladando tal capacidad a la red de usuarios que dan soporte a esta tecnología. Este nuevo modelo supone un cambio de concepto radical ya que elimina intermediarios entre usuarios que quieran realizar una transacción. En ningún caso se está proponiendo una tecnología que evite comisiones, que elimine cualquier servicio que cobre por el servicio o que quiera convertir internet en un espacio absolutamente libre de costes. Habrá muchos servicios basados en blockchain que requieran de un pago para disfrutar del servicio. En resumidas cuentas, habrá que pagar para entrar en blockchain.
Impacto de la tecnología blockchain en educación como soporte a la certificación
Para comprender el impacto imaginemos que… las universidades se uniesen para crear una red interuniversitaria blockchain? Los expedientes de los alumnos, sus calificaciones, sus suspensos, las anotaciones de los profesores, sus copias, sus cambios de estudios, los pagos efectuados, la duración de sus tesis, la certificación de expedición de los títulos, los artículos publicados por cada investigador, las tesis elaboradas, los exámenes aprobados y suspendidos, las notas de prácticas, las asistencias a clase, la analítica del aprendizaje en plataformas educativas… estarían en la cadena de bloques y toda la red de usuarios de las universidades validarían la información contenida en los bloques.
Este supuesto utiliza blockchain para validar entre toda la red de usuarios de las universidades la información contenida en los bloques. Para ser alumno de estas universidades se requiere de una matriculación, cuyas transacciones también estarán en la red blockchain. Por lo tanto la tecnología blockchain, en este caso, no reduce costes ni los ahorra por completo, sino que propone un nuevo modelo de validación. Ya no será la propia universidad la que valide el título sino la propia red de usuarios y, además, por consenso. En la entrada anterior ya escribí que es imposible modificar transacciones así que en ningún caso se denegaría la expedición de un título. Pero la característica de bloques inmutables puede acarrear ciertos problemas a la larga, sobretodo relacionados con las leyes actuales.
Esta nueva propuesta de modelo de validación abre una nueva manera de concebir la confianza entre entidades-personas. Siguiendo con el supuesto universitario+blockchain seguirían siendo las universidades las que expidan los títulos académicos pero los registros de validación se almacenarían en blockchain. El hecho de que la transacción «título académico expedido por tal universidad» esté dentro de la cadena de bloques indicaría un título válido. No estar en la cadena de bloques significaría que el título no tiene validez aún estar una universidad por detrás del mismo.
De la misma manera, un alumno no podría certificar sus estudios si no estuviera en blockchain, puesto que es esta tecnología la entidad certificadora. El hecho de estar en blockchain eliminaría la necesidad de compulsar documentación. Así que toda acción universitaria debería estar en el registro blockchain, de otra forma esta acción -emisión título, curso aprobado…- supondría no existir. Esto tiene algunas ventajas como evitar que algunas personas presuman de ostentar un título que en realidad no han conseguido.
Conflicto moral
Esta situación abre un posible dilema moral en cuanto a que los datos o transacciones de todos los alumnos con las respectivas universidades en las que hayan estudiado estén abiertos y accesibles. Será necesario encriptar estos datos. No obstante, si hay un registro de transacciones significa que existe una metainformación -quién ha intercambiado qué con quién- de la misma en la que puede identificarse usuarios afectados y el motivo de la transacción, por ejemplo «título expedido».
Se requeriría reducir al mínimo o eliminar la metainformación de la transacción para evitar desvelar cualquier aspecto académico del alumno. Esto abre ciertas incógnitas que por ahora solo son solucionables tecnológicamente:
- ¿Cómo se procede si un alumno no quiere dejar al descubierto su expediente académico?
- ¿Cómo se procede si un alumno no quiere que se sepa que terminó tal o cual estudio académico en concreto?
- ¿Es posible que un alumno pueda ejercer el derecho al olvido? ¿Cuáles son sus opciones?
- ¿Qué mínima información o metainformación de la transacción debe estar visible para que la tecnología sea eficaz y a la vez se proteja la privacidad del alumno?
A mi esto me recuerda al historial médico…. que a mi modo de ver es muy beneficioso para los pacientes.
Pero otra cuestión es preservar esos datos frente a terceros que no sean Educadores.
Daniel, hasta qué punto estamos preparados? Yo veo que los docentes no tenemos ni formación ni actitud para utilizar bien los datos en beneficio de nuestras intervenciones educativas…
Con la nueva ley de protección de datos que se avecina al amparo de la Directiva Europea… Tu como prevés que va a evolucionar todo esto?
Se me ocurren más preguntas? Además de las que propones. Por ejemplo: si un docente necesita proponer una intervención y necesita el «historial clínico» los datos de un estudiante….
Ahí te lo dejo…. me encantan tu posts… cuentas con sencillez y nos las haces accesibles…. cuestiones complejas
José, tus preguntas son muy interesantes y dan en el clavo. Estamos en una situación de cambio y hay muchas dudas. Como norma general, los datos que se generan en la institución académica, mientras dure el servicio (el alumno está estudiando), pueden ser utilizados para mejorar el aprendizaje del alumno. Cuando el alumno se vaya de la institución ya entramos en otros derroteros.
Leyendo más a fondo encuentro esto:
«Así que toda acción universitaria debería estar en el registro blockchain, de otra forma esta acción -emisión título, curso aprobado…- supondría no existir. Esto tiene algunas ventajas como evitar que algunas personas presuman de ostentar un título que en realidad no han conseguido»
Para mí todo tiene un referente: UNA ANALÍTICA ….
Si un Médico tuviese que certificar un estado de salud (o muerte) se apoya en instrumentos, protocolos y por supuesto leyes…..
Porqué no los educadores?
Toda la razón, y ya se hace, esta analítica se llama evaluación y termina en una calificación. Yo abogo por una analítica más profunda y persistente en el tiempo que aporte feedback constante al alumno más allá de una nota. Así las cosas serían un poco más distintas.