Recientemente se publicó un artículo en clave universitaria a favor de un aprendizaje libre del seguimiento analítico de los estudiantes. Jim Butcher es el escritor de este artículo, accesible desde aquí (1), donde afirma que «la recolección de datos alimenta y refuerza la disminución de la confianza». Con esto da por sentado que analizar datos educativos significa creer que los alumnos no pueden estudiar por si solos, y que necesitan de estímulos para conseguir que estudien. Lo siento señor Butcher, no puedo estar más en desacuerdo con sus palabras.
Añade a lo largo de su artículo que ellos mismos no son capaces de elegir debido al estudio analítico de sus interacciones. Sostiene que deberían poder elegir y tomar decisiones por si mismos. Parece que para Butcher es inconcebible que se trate de evitar el suspenso de los alumnos a base de conocer su comportamiento de aprendizaje… ¿eso sería entrometerse en sus decisiones? No en vano el slogan del artículo lee así: «Seguir la actividad de los estudiantes destruye la experiencia educativa». Personalmente pienso que sucede lo contrario.
En el mismo sentido, se deduce de las palabras de Butcher que los profesores que también reciben un trato analítico es por falta de confianza ante su profesionalidad. La moraleja es que no son buenos agentes de una buena experiencia de aprendizaje y por lo tanto hay que analizarlos. Lo que no parece comprender el autor es que esta técnica analítica también se utiliza para la mejora profesional.
Leer que la analítica del aprendizaje disminuye la confianza hacia el alumno y el profesor me ha puesto los pelos de punta. Pretender que no se crea que el alumno sea capaz de tomar decisiones propias debido a la aplicación del estudio de su comportamiento, es por lo menos de inconsciente. La analítica aporta mucho significado al proceso de enseñanza. Ofrece una comprensión del alumno y por supuesto una capacidad de actuar por parte del tutor/profesor si así se cree conveniente. El alumno siempre podrá rehusar los consejos que se le den, tomar la decisión que quiera e irse al bar si le da la gana, tal como dice Butcher.
No se espera que la analítica del aprendizaje sea una aproximación definitiva, pero es la que actualmente ofrece oportunidades únicas para comprender qué sucede en entornos online. No se trata de analizar los alumnos en vano. Sus comportamientos, actitudes, resultados y acciones se analizan para entregarles exactamente la mejor experiencia educativa. Hacerlo aumenta la confianza que tenemos en ellos y la creencia de su capacidad de estudio, reflexión y raciocinio.
Al contrario de lo que dice Butcher, no utilizamos la analítica para estar encima de ellos porque pensamos que no estudian. Se utilizan sus interacciones para aconsejarles de la mejor forma posible. Es lo que hemos estado haciendo siempre. La diferencia es que ahora se potencia la visión del consejero mediante algoritmos .
Señor Butcher, procuramos analizar las interacciones de los estudiantes para aconsejarles y guiarles hacia lo que puede ser más beneficioso para ellos. Este es el papel del tutor y profesores, a quienes con feedback analítico se les ayuda enormemente. Quizás se refiera a que la última palabra la debe tener el alumno. En esto último estoy de acuerdo, y la analítica del aprendizaje es una herramienta de peso para que el alumno decida sobre sus acciones.
1) Butcher escribe su artículo a partir del informe From Bricks to Clicks: the Potential of Data and Analytics in Higher Education, en el que la Higher Education Comission detalla desde su perspectiva qué es la analítica del aprendizaje, sus usos y tendencias.